Nombre | Leonardo Ronderos |
Profesión | Ingeniero Civil, Master en Ingeniería Industrial |
Cargo | Director |
Empresa y país | FEDELOG – Colombia |
¿Cuál fue su primera experiencia en Logística?
Nuestra familia fue pionera en el tema de logística en el país, cuando aún ni existía la expresión logística. Fue una de las primeras agencias de carga aérea, Iata, al mismo tiempo agencia y despachante de aduana, y tuve la grata oportunidad de compartir unos buenos tiempos con mi padre en sus actividades profesionales.
¿Qué es lo más complejo de gestionar en el área logística?
Los cambiantes procesos de la economía. Los pronósticos que intentamos hacer tienen la posibilidad muy alta de estar equivocados y tenemos que entender esa condición natural de procesos que dependen de las voluntades de miles de seres humanos a lo cual debemos sumar los factores de la naturaleza, cambiante hoy de manera extraña, y los vuelcos que da la política de los países.
¿Cuál es el proyecto logístico del cual se siente más orgulloso?
La creación de la Federación Colombiana de Agentes Logísticos (www.fitac.net) que si bien nace en 1937 tuvo un momento crucial en 1996, cuando se logró la fusión (en mis manos) de la Federación de Agentes de Aduana y la Asociación de Agentes de Carga, para dar lugar a una organización nacional, con representatividad verdadera y reconocimiento público y privado. Hoy ya estoy retirado de ella, pero no puedo dejar de considerarla un éxito para el cual, claro está, se contó tanto allá en los años 90 como a lo largo de su vida con el apoyo total de los asociados de todo el país.
¿Qué importancia tienen para usted las personas en los equipos logísticos?
Sin las mujeres y hombres que operan los servicios de la logística no tendríamos actividad. Es posible que en un futuro (y no tan distante) buena parte de las actividades se entreguen a máquinas o robots, pero la decisión gerencial –al menos mientras no se desarrolla la inteligencia artificial- estará en manos de esas mujeres y hombres.
¿Qué cree usted que falta en Colombia para tener una logística desarrollada?
Colombia enfrenta en este momento un cambio completo y complejo. Un primer elemento que ha afectado la logística del país es la deficiencia en la infraestructura para el transporte. Es un país cruzado por los Andes con tres cadenas de cordilleras, con clima tropical y geología difícil, que sumados a la escasa inversión (menos del 1% del PIB mientras todos los estudios sugerían que debería ser del orden del 3%) realizada generó un cuello de botella difícil de resolver.
Además, por aspectos a discutir en otro ámbito, el país destruyó sus opciones de transporte intermodal, como el río (el centro del país lo cruza el río Magdalena, que fue el eje comercial durante la época colonial y de los inicios republicanos) y la red ferroviaria, que fue pionera en la región. Ambos modos fueron abandonados y casi desaparecieron. Mucho de esta situación tuvo consecuencias extrañas y anecdóticas, como que la aviación del país tuvo un impulso gigantesco para de alguna manera reemplazar estas fallas, y aun hoy la aviación de carga de Colombia es un ejemplo de desarrollo y capacidad.
Otro aspecto con el cual hay que convivir es la localización física de las grandes ciudades del país (Bogotá, Medellín y aun Cali), que están a cientos de kilómetros de las costas marítimas, situación que se suma a las condiciones ya anotadas de falta de infraestructura para el transporte, para elevar los costos logísticos. Así, en las comparaciones que se hacen de indicadores, Colombia resulta necesariamente en condiciones de costos superiores, pero se olvidan muchas veces de que los núcleos de población, producción y consumo tienen esas localizaciones geográficas, que nos hacen no comparables con países, por ejemplo, de la costa Pacífica de nuestra región.
Un aspecto final, pero no menos importante, sería el esquema normativo –especialmente el aduanero- que por condiciones de la economía y la sociedad tiene una alta carga de restricciones, que pesan negativamente en el entorno logístico.
De estos tres aspectos (infraestructura, localización y normatividad), el primero estaría en camino de solución con inversiones cuantiosísimas, tanto en carreteras como en ferrocarriles y ríos. Aún no es evidente que estas inversiones resolverán el problema, pero es un esfuerzo nacional que todos esperamos de sus frutos muy pronto. Sobre el tema de localización nada hay que hacer diferente a “acercar” las ciudades al mar con infraestructura; y en cuanto al tercero no parecen estar aún dadas las condiciones para que se racionalicen las normas, esta es una tarea aún por iniciar.